Tú la chica de ojos tristes, pero no tanto, quizá más
felices que tristes, ¡no! En realidad verdaderamente felices. Tú, la chica que
a sus ojos los puedo comparar con los de Dios, porque sé que tus ojos no son
terrenales, son algo mas, ¿celestiales quizá? O quizá él te regalo sus ojos,
los ojos más hermosos que en la vida me encontré, los ojos de los cuales me
enamore.
Me gusta la gente que comenta, me ayudan a crecer, así que si por alguna casualidad llegaste hasta aquí, un comentario, una critica o lo que sea, sera mas que bien recibida :)
sábado, 9 de febrero de 2013
La chica con los ojos de Dios
No sé que veo en tus ojos ¿o será tu mirada? o tal vez un
conjunto de cosas que se complementan con tus pupilas. Tus cejas y hasta tus
pestañas parecen bonitas, tus ojos tienen algo que va mas allá de la percepción
visual, creo que en ellos nace una especie de abismo intangible que se desmorona
poco a poco convirtiéndose en paz. Tus ojos no son verdes, ni azules, no los
recuerdo como si fuesen de un color especifico, los recuerdo más bien como un paisaje,
de esos que uno solo llega a ver
pocas veces en la vida, un paisaje infinito donde la maldad del hombre no lo ha
cambiado ni marginado para convertirlo en ruina… tus ojos de alguna manera
pueden ser milagrosos(o peligrosos), pueden cambiar el sentido de las cosas, como
por ejemplo mis cosas. Parecen
guerreros aferrados a la idea de meterse en
mis ojos, y estos no vacilan en rendirse ante tu presencia. Tus ojos, tus
ojos son aquello que deseo cuando cierro los míos, tus ojos son el remanso de
mi tristeza, el augurio de las noches, el rincón de mis plegarias. Tus ojos
mujer son aquello que mi ser anhela con fervor. Tus ojos son el límite de mi
deseo y el comienzo de mi amor. Tus ojos tienen esa sensación a roció que cubre mis miedos,
tus ojos son el fin de mis pecados, el templo de mis pensamientos, la ruina de
mi razón, el solsticio de mi silencio. Tus ojos son aquello que esta tan cerca
y a la vez tan lejos, tan vivos y a la vez tan serenos, tus ojos tienen
angustias pasadas, yo tengo mis piernas cansadas, pero por ti, por ti mujer,
olvidaría mi rol de cobarde, y me arrojaría a tu manos, y con mis brazos sería
tu cobijo.
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